El mundo cayo en una gran confusión seguida de la repentina desaparicion de los gigantes. Acostumbrados al control de los gigantes, los elfos, elfos oscuros, enanos y humanos se encaraban con la cruda realidad de defenderse por ellos mismos. En lo mas alto de este temible nuevo desafio, el mundo en el que vivian presentaba los estragos del impacto del Martillo de la Desesperanza. Muchos murieron durante los desastres que trajo Einhasad, y muchos mas murieron en la consiguiente confusion y caos. Las razas de la tierra suplicaron fervientemente a los dioses por la salvación, pero los dioses no respondieron.
Los primeros en tomar control de la situación fueron los elfos, puesto que ellos fueron la raza responsable de la politica durante la era de los gigantes. Los elfos tuvieron éxito en la unificación de las razas y continuaron con sus vidas. Pero a medida que pasaba el tiempo, se mostraba evidente que los elfos no tenian las mismas capacidades para controlar la tierra que tenian los gigantes. Los primeros en alzarse ante los elfos fueron los orcos.
“¿Son los elfos mas fuertes que nosotros? No! ¿Tienen los elfos el derecho de dominarnos? No! ¡No podemos consentir que aquellos quienes son mas debiles se atrevan a levantarse sobre nosotros!”
La fuerza militar de los orcos era poderosa y, habiendo vivido solo en paz, los elfos no eran rival para el orgullo y temeridad de los orcos. La mayoria de la tierra se convirtio en territorio orco en un instante y los elfos fueron conducidos a una esquina del continente. Aqui los elfos solicitaron ayuda de los enanos, quienes, con su abundante riqueza y superiores armas, podian tener una posibilidad contra los orcos.
“Raza de la tierra,” lloraron los elfos, “Venid en nuestra ayuda. Las violentas hordas orcas nos persiguen con su absoluto poder. Venid – dejadnos combatir juntos.”
Pero los enanos rechazaron friamente ayudar a los elfos. Para sus ojos, el mundo habia cambiado en favor de los orcos. No habia razon para los pragmaticos enanos de unirse con el bando debil. Los elfos se enfurecieron, pero no podian influenciar en su decisión.
Los elfos decidieron entonces conseguir ayuda de la raza del viento – los arteias. Sus reconocidas habilidades y ataques aereos serian suficiente ayuda para que los elfos triunfaran sobre los orcos. Una delegacion elfa viajó hasta los confines de la tierra buscando la ayuda de los arteias.
“Raza del viento, venid en nuestra ayuda! Los bárbaros orcos nos oprimen con su absoluta fuerza. Dejadnos unirnos y enseñemosles su estupidez!”
Pero, al igual que siempre, los arteias no estaban interesados en las politicas o guerras de la tierra. Determinaron no tomar parte en ningun bando y esconderse en lo mas profundo de las tierras interiores. Los elfos se desesperaron.
“Alas, nadie nos ayudara! Es este el final de nuestra raza? Son los sucios orcos quienes tomaran las tierras y reclamaran toda la gloria y la riqueza?”
Los primeros en tomar control de la situación fueron los elfos, puesto que ellos fueron la raza responsable de la politica durante la era de los gigantes. Los elfos tuvieron éxito en la unificación de las razas y continuaron con sus vidas. Pero a medida que pasaba el tiempo, se mostraba evidente que los elfos no tenian las mismas capacidades para controlar la tierra que tenian los gigantes. Los primeros en alzarse ante los elfos fueron los orcos.
“¿Son los elfos mas fuertes que nosotros? No! ¿Tienen los elfos el derecho de dominarnos? No! ¡No podemos consentir que aquellos quienes son mas debiles se atrevan a levantarse sobre nosotros!”
La fuerza militar de los orcos era poderosa y, habiendo vivido solo en paz, los elfos no eran rival para el orgullo y temeridad de los orcos. La mayoria de la tierra se convirtio en territorio orco en un instante y los elfos fueron conducidos a una esquina del continente. Aqui los elfos solicitaron ayuda de los enanos, quienes, con su abundante riqueza y superiores armas, podian tener una posibilidad contra los orcos.
“Raza de la tierra,” lloraron los elfos, “Venid en nuestra ayuda. Las violentas hordas orcas nos persiguen con su absoluto poder. Venid – dejadnos combatir juntos.”
Pero los enanos rechazaron friamente ayudar a los elfos. Para sus ojos, el mundo habia cambiado en favor de los orcos. No habia razon para los pragmaticos enanos de unirse con el bando debil. Los elfos se enfurecieron, pero no podian influenciar en su decisión.
Los elfos decidieron entonces conseguir ayuda de la raza del viento – los arteias. Sus reconocidas habilidades y ataques aereos serian suficiente ayuda para que los elfos triunfaran sobre los orcos. Una delegacion elfa viajó hasta los confines de la tierra buscando la ayuda de los arteias.
“Raza del viento, venid en nuestra ayuda! Los bárbaros orcos nos oprimen con su absoluta fuerza. Dejadnos unirnos y enseñemosles su estupidez!”
Pero, al igual que siempre, los arteias no estaban interesados en las politicas o guerras de la tierra. Determinaron no tomar parte en ningun bando y esconderse en lo mas profundo de las tierras interiores. Los elfos se desesperaron.
“Alas, nadie nos ayudara! Es este el final de nuestra raza? Son los sucios orcos quienes tomaran las tierras y reclamaran toda la gloria y la riqueza?”
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